Críticas de cine...

Hace un tiempo me ofrecieron escribir en una revista en la sección de cine (que por cierto es una de las que más me gusta, como así también todo lo relacionado a lo social y a la actualidad). Estaba muy ilusionada pero lamentablemente, se pinchó. Sin embargo, no pierdo las esperanzas y sigo adelante buscando nuevas posibilidades. Ahora sí, quiero compartir dos notas que escribí en ese momento ahí van:


SACARON A PASEAR AL MONSTRUO


Por: Paula C. Abad

Desde chica detestaba las películas con monstruos porque no me parecían verosímiles. Con el paso del tiempo, ese rechazo se convirtió en prejuicio y cuando veía un estreno de tales características, simplemente: seguía de largo.
Hace dos semanas me dijeron que tenía que ver “The Host” (léase El Huésped en versión castellana), el prejuicio surgió nuevamente y me senté en la butaca esperando ver otra película que me aburriera. (Tengo por costumbre no leer ninguna crítica hasta después de ver las pelis para no sentirme influenciada). ¿Saben una cosa? Eso no pasó. Por el contrario, “The Host” me sorprendió porque a contramarcha de cómo se la difundió afirmando que estaba a la altura y categoría de “Tiburón” y de “Alien”, la película habla de otras cosas.
Argumento: los habitantes de Seúl son atacados por una criatura mutante que habita el río Han, entre muchos que mueren en el acto, el animal toma como prisionera a la hija del dueño de un kiosco que vive en las márgenes del río. Entonces, la familia se unirá para intentar rescatar a la pequeña.
Es un film en el sacan al monstruo a pasear para que ocupe un lugar secundario, en el que la sorpresa por la aparición de la criatura (que tanto mantiene en vilo a los espectadores de este tipo de películas) se desvanece desde el principio. Es que en realidad, el monstruo es una excusa para referirse a la sociedad en general y a las deficiencias del sistema.
La historia habla de los valores, de la familia, de los vínculos, de la imposición del miedo como herramienta de control hegemónico, de la negligencia y el desinterés por la humanidad, siempre encuadrado dentro de lo grotesco con toques de un humor inteligente y caracterizaciones al límite.
El guión mantiene un buen ritmo durante todo el transcurso de la película. Hay dos perlitas interesantes: “las callecitas de Seúl tienen un no sé qué!”, lluvia tupida como en Blade Runner o “Seven”, transeúntes prolijos y de barbijo esperan cruzar la calle; uno de ellos después de toser discretamente, esputa en el suelo en momentos en que pasa un auto muy pegado al charco levantando el producto junto con el agua. Situación que despierta el pavor generalizado del los presentes en una escena exquisita con la cámara cómplice captando el desbande desde atrás.
También, se destaca la escena final: un padre y un hijo de la vida cenando al calor del hogar y apagando la televisión (como un mensaje implícito para que se vea qué es lo que realmente tiene que importar).
Los personajes están estereotipados: los americanos son negligentes, manipuladores e intentan instalar el pánico en la ciudad, fogoneando el fantasma de un virus inexistente para ejercer control sobre los moradores. Los familiares responden a la teoría del “Héroe de las Mil Caras” de Joseph Campbell porque son personas comunes que -por una cuestión de contexto y necesidad- terminan aceptando el rol de héroes. Es decir, se ven obligadas a hacer justicia y vengarse (dentro de su propia torpeza) en oposición a los héroes tradicionales que se caracterizan por su valentía, inteligencia y facilidad de resolución de los conflictos. Sin embargo, si hay una cualidad que no se les puede objetar es la determinación con la que el grupo familiar decide enfrentar -con medios precarios- al mutante.
En cierto punto, burla a las películas hollywoodenses de ciencia ficción y las supera con un exquisito diseño del animal (cabe señalar que llevó más de un año acabar con el boceto final).
Si hay una cosa para criticar (con la que coincido con muchos colegas) es la escena en que la familia cena y aparece la niña –que en ese momento ya había sido secuestrada por el monstruo- comiendo con el grupo familiar. No queda claro si es un sueño o una alucinación momentánea y de qué personaje.
Más allá de toda crítica no deja de ser un film altamente recomendable.

El oriente se viene con todo

Primero fueron japoneses, después taiwaneses y chinos. Ahora es el turno de los coreanos. Es que el cine coreano tiene un estilo original, una temática variada, y gran aceptación del público. Es emotivo porque logra una fina mixtura entre diversos sentimientos. Los directores más destacados son: Joon – ho Bong, Park Chan – wook o Kim Ji – woom. Son directores que gustan de la experimentación, de lo imprevisible.
Es un producto del contexto económico y político por el que ha transitado el país. Recapitulemos: Corea del Sur nació tras la Segunda Guerra Mundial al ser dividida en dos zonas de influencia> la Norte comunista y la Sur Capitalista. En aquel entonces, las Naciones Unidas se alinearon con el Sur y la Unión Soviética y China con el Norte. Actualmente, en Corea del Sur rige la democracia mientras que en Corea del Norte está vigente la dictadura.
Por tal motivo, el cine también se vio afectado y limitado en sus manifestaciones ya que no se permitía la producción de ninguna película contraria a lo sostenido por el régimen. Entonces, al arribar a la democracia las producciones cinematográficas se pusieron a la orden del día abordando todo tipo de temáticas pero en especial aquellas vinculadas con las relaciones humanas y los sentimientos.


EL ARTE DE ESPIAR...LOS SENTIMIENTOS



Por: Paula C. Abad

Sinopsis: La historia se sitúa en 1984, cuando un oficial de la Stasi es designado para vigilar a una pareja de artistas, que pudieran ser potenciales desertores del régimen comunista. Poco a poco, la actividad de esta pareja comenzará a influir en el capitán afectando su vida y sus sentimientos.

Muchas películas abordan el tema de la Guerra Fría y los regímenes socialistas pero esta lo hace desde un lado humanitario en el que cuentan los valores personales.
Excelente film, inesperados vínculos y un final casi cantado. Pero no importa, eso es lo de menos si se tiene en cuenta la evolución total de la historia.
El gancho que diferencia al film con cualquier otro que hable sobre el espionaje, radica en la metamorfosis sustancial que sufre uno de los personajes.
El capitán de la Stasi (la Policía Secreta del régimen comunista de la antigua República Democrática Alemana) es un personaje caracterizado por la meticulosidad, la precisión, el control y la frialdad. Es un ser solitario y callado, colaborador y profesor de espionaje estatal en Alemania del Este, que brinda su incondicional lealtad al sistema pero que, sin embargo, se ve afectado y conmovido (hasta encariñado!!) por la pareja a la que espía. Atraviesa una especie de “síndrome de Estocolmo inverso”, a través del cual se despoja de su propia estructura y permite dejar fluir sus sentimientos.
De este modo, comprende lo que son realmente el amor y los ideales pero, por sobre todas las cosas rompe su estructura y se vuelve humano, porque cambia su propio paradigma. Si bien es un convencido de que el socialismo es el “mejor sistema”, descubre de qué manera muchos utilizan el poder para obtener réditos personales.
En la otra vereda, una pareja de artistas que lucha contra la censura -con los pocos medios que tiene- dentro de un régimen en el que todo lo que no concuerda, lo silencia.
Un dato común entre los personajes es que a pesar de las situaciones que atraviesan los tres mantienen intacta su dignidad en un medio adverso y por tal motivo, son capaces de tomar las decisiones más sacrificadas.
Es una excelente interpretación de Ulrich Mühe, Sebastián Koch y Martina Gedeck e insuperable debut en dirección de Florian Henckel von Donnersmarck, con el que se le adjudicó el Oscar a la Mejor Película Extranjera. Es necesario aclarar que para su realización, el director efectuó una gran investigación de archivos, charlas con historiadores y personas que vivieron aquellos años.
Es imperdible el diálogo en el ascensor entre el capitán de la Stasi y el niño.
Niño: - “¿Es cierto que trabaja para la Stasi?” Capitán:- “¿Quién lo dice?” N:- “Mi papá”. C:- ¿Cómo se llama tu... (Silencio) pelota? N: - Las pelotas no tienen nombre, son cosas. Aquí se puede determinar el punto de inflexión porque el personaje finalmente se ha humanizado.
Una de las mejores perlitas es la escena final del capitán en la que con tan sólo una mirada, el guión consigue cerrar impecablemente con un broche de oro, ya que después de tanta adversidad, el destino lo recompensa en forma inesperada.

Espero que les gusten!!!

Comentarios

Martin Pitton dijo…
Paula,
Gracias por tu comentario en mi blog, también estuve husmeando el tuyo y está bueno. La Vida de los Otros la ví y me encantó!!!
Por qué decís que Antes del Atarceder falla en el argumento?
Saludos
Anónimo dijo…
Velvet:
Quizas no coincidimos con las "puntuaciones", pero eso es muy relativo, no? Las dos (1ro The Host y luego, la Vida..., son excelente y muy buena respectivamente), pero lo mejor es tu estilo para narrar, que como bien decis, en algún momento tendras tu oportunidad. Se lo perdío "exactitud", no?

Sigue así...

Yoryet

PD: Salio en DVD, Memories of Murder, de Ho...Guauuuuuu
Velvettta dijo…
Lamentablemente muchos puestos de periodistas los ocupan personas que nos son idóneas en el área.

Pd: Ya la tengo, ya la vi.
Velvettta dijo…
Martin: Gracias por pasar!! Me alegra coincidir con la opinión de La Vida de los Otros.
Me parece que Antes... es demasiado dialogada, en un punto hasta pesada muchos detalles en las charlas para recordar un encuentro de un día y la vida que cada cual siguió durante 9 años. (Esa es mi humilde opinión en base a lo que recibí de la peli).
Haceme caso, mirá Grandes Esperanzas- Poné atención en la escena en la lluvia, cuando él le confiesa sus sentimientos.
Y después contame!!! Besos.
Martin Pitton dijo…
Voy a seguir tu recomendación y en cuanto pueda la veo.
Besos

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